terça-feira, 1 de setembro de 2015

LOS MONÁRQUICOS LUSOS SIGUEN ESPERANDO SU MOMENTO MÁS DE UN SIGLO DESPUÉS

Luís Lavradio, presidente da Causa Real

Lisboa, 25 Ago (EFE).- Al contrario que en España, la cuestión entre monarquía o república apenas suscita debate en Portugal, lo que no evita que los monárquicos sigan a la espera de su momento más de un siglo después de que el último rey fuera destronado.

El 5 de octubre de 1910 quedó grabado en la historia de Portugal como el día en que Manuel II fue depuesto y se proclamó la república tras varios años de inestabilidad política, que alcanzaron su punto crítico con el asesinato del rey Carlos I y de su heredero en 1908.

Ahora, con más de cien años de historia, la figura de la república goza de buena salud incluso en tiempos de crisis.

"En Portugal hay un problema de base que es el de los prejuicios. Existe un prejuicio hacia el concepto de 'monarquía', pero no hacia la figura del rey, que despierta cierta simpatía entre los portugueses", dijo a Efe el presidente de la asociación monárquica Causa Real, Luis Lavradio.

Este recelo a la monarquía, según Lavradio, se debe a ideas como la creencia de que se trata de una "corte" que privilegia a unos pocos, que representa la falta de democracia y el retorno al pasado y que genera muchos costes al Estado.

"Hablan de los costes, cuando la Casa Real española, en un país cuatro veces mayor que el nuestro, cuesta casi la mitad de la Presidencia de la República", defendió.

Según datos oficiales, el presupuesto de la Presidencia de la República lusa ascendió a 14,7 millones de euros en 2014, frente a los 7,7 millones de la Casa Real española.

Es difícil calcular cuántos portugueses apoyarían una hipotética reinstauración de la monarquía.

El último sondeo de cierta relevancia fue realizado por la Universidad Católica en 2010, coincidiendo con el centenario de la proclamación de la república, y reflejó que el 72 % de los portugueses están contentos con el actual modelo de Estado, frente al 11 % que serían partidarios de que un monarca ocupara la jefatura.

En el caso de Portugal, ese rey sería el Duque de Bragança, Don Duarte Pío, que a sus 70 años sigue siendo el eterno heredero al trono.

A pesar de que el dictador António de Oliveira Salazar permitió a la familia real lusa volver del exilio en los 50 no confió en Don Duarte Pío como sucesor, como sí ocurrió en España con Franco y Juan Carlos de Borbón.

Durante las últimas cuatro décadas, el duque luso siguió participando en la vida pública del país en cierta manera, ejerciendo de embajador de la marca portuguesa en el exterior y dirigiendo un mensaje a la nación cada 1 de diciembre.

"El señor Don Duarte, sin ninguna ayuda del Estado portugués, es constantemente invitado por varios municipios, de todos los colores políticos, y ha desarrollado una intervención diplomática notable con especial éxito en Timor y Cabinda. Es un trabajo incansable y poco reconocido", lamentó Lavradio.

La organización que preside, Causa Real, aglutina a las asociaciones regionales y pretende ser una base unificadora para el movimiento monárquico portugués, dando a conocer a los ciudadanos lusos las razones por las que defienden la monarquía.

Para ello, en los últimos años han centrado su estrategia en las redes sociales, con una página de Facebook que acumula más de 22.000 seguidores desde que se creó en 2009.

Apoyos que, según Lavradio, llegan desde todos los extremos del espectro político, incluido el Partido Comunista.

La propia Constitución lusa impide, en un primer momento, una reinstauración de la monarquía, ya que el artículo 228 establece que las leyes de revisión constitucional tendrán que respetar "la forma republicana de gobierno".

Sería necesario revisar primero ese artículo y luego realizar otra reforma posterior que cambiase el modelo de Estado.

"Ese artículo es un serio e intolerable obstáculo a nuestra democracia", lamentó Lavradio, quien concluye que "la monarquía será restablecida cuando los portugueses así lo entiendan".
Lunes, 31 de Agosto 2015
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